Entrevistamos al fotógrafo de paisaje y macro Fran Nieto para Leofoto España y Portugal
¿A qué te dedicas y cuál ha sido tu recorrido hasta llegar a ser fotógrafo profesional?
Fundamentalmente me dedico a la fotografía de Naturaleza. Comencé a hacer fotos en mis salidas al campo en el instituto y poco a poco fui adquiriendo conocimientos para mejorar las tomas y ganar un buen número de concursos, que me permitían acceder a equipo más avanzado.
Durante bastantes años también trabajé grabando y editando vídeos sociales.
Mi gran pasión es la docencia y por eso imparto cursos de fotografía por toda España. Editar libros también es parte de este interés docente. Afortunadamente son bien recibidos por el público y las críticas son muy positivas.
¿Cuánto tiempo llevas dedicándote a tu pasión por la fotografía y qué es lo que te motiva a continuar?
Empecé muy joven, a los 14 años; el año que viene cumpliré 40 años con la cámara al cuello. Siempre he tenido intereses muy diversos y entre ellos la Filosofía. Recuerdo una frase de Confucio que leí en la biblioteca del instituto, decía: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida«.
Es algo de lo que he hecho un objetivo de vida y procuro disfrutar con lo que hago. Si lo que te guía es solo el interés económico creo que se puede perder tanto la pasión como las ganas de coger una cámara.
De todas formas, no es suficiente que el trabajo te guste, vivir de la fotografía es complicado, es difícil de monetizar, la demanda disminuye, es un mercado muy competitivo y, sobre todo, porque exige desarrollar muchas competencias que no tienen nada que ver con la fotografía.
Por ese motivo prefiero mantener mi actividad como fotógrafo con otras que me permiten mantener mi autonomía sin aceptar trabajos que no me llenan.
Ser fotógrafo es una forma de expresarse más allá de las palabras. Estar concentrado en la toma es algo muy próximo a la meditación y que nos relaja profundamente. Buscar nuevas localizaciones y viajar amplía mucho nuestra visión como personas.
Creo que sigo adelante porque disfruto aprendiendo y compartiendo lo que voy sacando en claro de este mundo tan complejo y cambiante.
¿Qué es lo que más te gusta de la fotografía macro y de los paisajes y cómo abordas estas dos temáticas tan diferentes?
Del macro me apasiona su nivel de exigencia con el fotógrafo. Las carencias que tenemos se hacen más grandes a medida que nos acercamos al sujeto. La primavera ofrece un mar de colores en forma de flores.
Me encanta buscar insectos en las mañanas frías de verano, con el rocío decorando las hojas. Con el otoño salen la mayoría de las setas, que permiten una fotografía más relajada y meditada incluso con días de viento.
Me gusta apreciar la calidad de los desenfoques en el fondo y en el primer plano, manteniendo una buena nitidez en el sujeto. Un pequeño prado nos permite disfrutar con la luz con pocos recursos: un par de flashes, unas cartulinas y algún difusor ofrecen muchas alternativas.
El paisaje aporta su propia luz, solo podemos elegir el momento en que nos sumergimos en él. Buscar una luz especial, una tormenta, un arco iris… estar con tiempo en la escena, son parte de un juego que no siempre podemos ganar.
La composición es el alma del paisaje y hemos de atender a todos los elementos que incluimos en la toma, y también a los que excluimos.
De los premios y galardones que te han otorgado tienes alguno del que te sientas especialmente satisfecho. ¿Por qué?
Pues sí. Sin duda alguna el premio Galen Rowell a la mejor fotografía de paisaje del concurso organizado por International Wildlife Photography. Su libro “Fotografía de naturaleza. una mirada interior” marcó un punto de inflexión en mi forma de entender la fotografía.
He tenido la suerte de conocer a la mayoría de los fotógrafos a los que admiro, pero por desgracia mi querido Galen falleció en 2002.
Era una imagen de nuestras queridas montañas con un cielo muy especial. Espero que allá donde esté le haya gustado tanto como al jurado.
Para la fotografía de paisaje ¿cuáles son tus herramientas imprescindibles que siempre llevas encima aparte de la cámara y objetivo?
Una mochila cómoda e impermeable y un trípode profesional adecuado al trabajo que deseo realizar. El uso del trípode permite ralentizar la parte más racional de nuestro cerebro y adentrarnos en la más emocional.
El mero hecho de tener que desplegarlo, ubicarlo con precisión evita que afrontemos situaciones de poco interés. Si tienes claro que el tiempo de colocar el trípode te compensa: allí hay foto.
Además, facilita muchísimo realizar variaciones de una toma con distinto tiempo de exposición y diafragma, variar sutilmente la composición… Por eso la inmensa mayoría de mis fotos están realizadas con ayuda de un trípode.
¿Cuál es tu experiencia con los trípodes en general y qué has visto de novedoso en Leofoto? (Construcción, tipo de materiales utilizados, sensaciones de uso).
Pasé por el camino habitual de adquirir trípodes baratos y ligeros que en realidad creaban más problemas de los que solucionaban. Muchas fotos acababan en la papelera por estar trepidadas a pesar de usar un trípode.
Acabé dándome cuenta que un buen trípode sobrevive a muchas cámaras y simplifica el trabajo. Es una inversión a largo plazo que no se suele valorar adecuadamente.
También es importante saber que un trípode puede ser muy eficaz para un trabajo, pero no el óptimo para otro. Hay unas necesidades específicas al hacer macro, donde prima la facilidad de colocar la cámara sin que el encuadre varíe un solo mm al apretar la rótula.
En paisaje tampoco es lo mismo bajar del coche y hacer la toma a pocos minutos que recorrer varias horas de dura pendiente hasta llegar a nuestra localización. Es muy diferente llevar un 500 mm en la mochila con una full frame que un angular con una APS…
No hay trípode perfecto para todo y por eso es importante contar con un catálogo amplio como el de Leofoto donde elegir el trípode que mejor encaje en la mayoría de las fotos que realizamos.
¿Cuál es el modelo de trípode Leofoto que tienes y por qué lo elegiste?
Me decanté por el trípode Leofoto LS-323C con rótula de bola Leofoto LH-40PCL. El trípode me ofrece una altura máxima muy adecuada para mi estatura, incluso en terrenos irregulares, con un peso muy contenido que me facilita las caminatas largas.
La rótula incorpora una base panorámica sin apenas incrementar el peso, es muy suave pero firme. De esta forma me ahorro llevar un accesorio que suelo utilizar bastante.
Después de probar este modelo de trípode durante más de medio año, ¿qué destacarías de tu fiel compañero?
Es muy fácil de desplegar y trae roscas de apriete muy generosas que son fáciles de manipular incluso con guantes. A la larga, los trípodes de carbono necesitan limpieza profunda de las juntas y en éste son fáciles de extraer y volver a montar.
No trae columna central, lo que me ahorra peso y puedo situarlo muy bajo para tomas cercanas de ríos y de playas o de macro. Me gusta la rosca de ¼ que trae en el collarín y que me viene genial para montar una grabadora externa de vídeo o un flash.
Una parte importante del trípode es la rótula. ¿Qué puedes decir del comportamiento de la rótula Leofoto y cómo te ayuda a crear tus espectaculares paisajes?
Pues sí, una mala rótula nos puede amargar la vida, sobre todo en macro. Es muy importante que la posición no varíe al apretarla y es algo que aprecio mucho en mi Leofoto.
Actualmente, por problemas de espalda como casi todos los fotógrafos, trabajo más que nada con equipo APS de Fuji, La rótula que empleo tiene una bola de 40 mm, ligera de transportar, pero más que suficiente para mantener un 200 mm estable en exposiciones muy largas.
Una gran ventaja del carbono es que transmite mal el calor, por lo que se puede utilizar incluso con temperaturas muy bajas. Con alguno de aluminio se me ha pegado la yema de los dedos trabajando en Alpes.
¿Alguna anécdota curiosa (buena o mala) con los trípodes, que te gustaría compartir?
Mi equipo siempre está sometido a estrés, tiene que soportar cualquier situación por complicada que sea y ser muy versátil para que no me haga ir lento.
En mi época de reportero social se me cayó una cámara de vídeo de muchos miles de euros. Pensé que la zapata ya estaba encajada en la rótula, pero no. Partió la óptica y tuvimos que resolver el resto de la boda con la otra cámara.
Nunca más volví a usar un sistema de fijación que no fuese Arca Swiss, como todas las rótulas de Leofoto, ni a soltar la cámara sin darle un buen meneo. Se sufre, pero se aprende…
¿Cómo se llama y qué puede encontrar el lector en tu último libro?
Mi último manual de fotografía se titula “El Arte de fotografiar el Paisaje”. Intenta aportar todos los conocimientos necesarios para realizar fotos de paisaje de calidad. Empiezo por cuestiones básicas de técnica, destacando otras bastante avanzadas y que gustarán a los fotógrafos más experimentados.
Hablo del equipo que considero más adecuado. La luz, la planificación y la composición son el núcleo duro del éxito de una toma y se alargan en dos capítulos.
He querido aportar mi experiencia más directa a la hora de afrontar diferentes temáticas como puestas de sol, ríos, costa, estrellas, Vía Láctea, niebla, nieve, bosques…
Como no podía ser de otra forma, acaba con la edición, sin unos conocimientos adecuados no podemos extraer toda la información posible de nuestros raw ni aportar nuestra visión personal de lo que hemos vivido.
Junto con sus hermanos, dedicados a la fotografía macro, a la composición y al revelado digital están disponibles en cualquier librería, pero si lo adquieren en mi web frannieto.es/libros estaré encantado de dedicarle unas palabras al lector y de añadir un pequeño obsequio.
¿Qué sugerencias puedes dar a los fotógrafos que quieran hacer fotografía de paisaje y macrofotografía? ¿Qué características básicas debería tener el trípode que elijan?
Si queréis pasear mucho por el campo, es recomendable contar con un trípode ligero, pero que permita subir al menos a la altura de vuestros hombros. Su consistencia ha de ser adecuada a vuestro equipo: nada nos aporta un trípode muy pesado si colocamos una cámara ligera.
Los mandos de la rótula deben ser grandes para manipular todo con guantes de abrigo.
Es importante que cuente con ajuste de tensión mínima de la rótula para que no quede todo demasiado suelto.
Contar con una zapata en L es muy cómodo para las tomas verticales, sobre todo en macro. Si no la usáis, al menos verificar que la rótula tiene dos hendiduras para colocar la cámara en esa posición. Para las panorámicas podéis añadir un rail a la mochila.
Para macro creo que lo más importante es que la altura mínima sea como mucho de 10-15 cm y que el conjunto no ceda en absoluto una vez posicionado.
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